dimarts, 8 de maig del 2012

RECOMIENDO "EL MAL ÁRABE" DE MONCEF MARZOUKI

En este link encontraréis algunos de los libros que he disfrutado y que recomiendo encarecidamente. De cada libro os adjuntaré una frase que me parezca que tenga gancho y un artículo mío o de cualquier otro que hable de él y/o del autor.
 Frase: "Nosotros, los árabes, vivimos actualmente una etapa crucial de nuestra historia. Los regímenes de un hombre único, de un partido único y de una ideología única, aunque se presenten bajo la máscara de una falsa democracia, ya han muerto en nuestras conciencias y en nuestros corazones, toda nuestra nación los rechaza con vehemencia, y ya está suficientemente madura para instaurar un auténtico régimen democrático"
(Libro: El Mal árabe. Entre dictaduras y los integrismos. La democracia prohibida. Moncef Marzouki)
Saïd El Kadaoui
Psicólogo y escritor
Ilustración de Enric Jardí

El pasado domingo, a seis días de que se cumpliera un año de la inmolación de Mohamed Bouazizi, el hombre que prendió la mecha de lo que hoy conocemos como la Primavera Árabe, la Asamblea Nacional Constitucional (ANC) -Parlamento provisional- tunecina aprobó por mayoría una Constitución provisional que regula las tres prerrogativas de las tres presidencias del país (República, Gobierno y Asamblea) y de las instituciones.
Y el lunes, los parlamentarios eligieron para la Presidencia de la República al doctor Moncef Marzuki, profesor de Medicina, político y escritor, fundador de la Liga Tunecina de los Derechos Humanos, opositor conocido al régimen dictatorial de Ben Alí y fundador en Francia, el país de su exilio, en 2001 del partido político Congrès Pour la Republique (CPR), con el que ha concurrido a las elecciones libres celebradas en Túnez el 23 de octubre de este año, con el que ha obtenido 29 escaños y se ha convertido en la segunda fuerza política más votada tras el partido islamista Al Nahda, claro vencedor de dichos comicios con 89 escaños.
Es decir, un laico, histórico opositor del anterior régimen dictatorial de Ben Alí, será el segundo cargo más importante del país y actuará de contrapeso al Movimiento Al Nahda, partido islamista cuyo secretario general, Hamadi Yabali, será el primer ministro.
El azar ha querido que al acceso a la presidencia de Marzuki coincida con la aparición de la traducción al castellano de uno de sus libros más importantes: El Mal árabe. Entre las dictaduras y los integrismos. La democracia prohibida (Asimétrica editorial). A pesar de haberse publicado en su versión francesa original en 2004, no es en absoluto un libro desfasado. Al contrario, mantiene su vigencia y en él se auguraban hechos que hemos podido constatar muy bien en este año de levantamiento del mundo árabe. En él, Moncef Marzuki afirmaba que la democracia no es la panacea. No arregla de forma mágica los problemas sociales y económicos. Pero es la condición necesaria para que se produzca el cambio tan prometido y esperado.
Su formación médica hace que dé una importancia capital al diagnóstico de la patología para después acertar el tratamiento. Trata de aplicar este mismo proceder en su condición de intelectual y político y es, a mi juicio, un buen clínico social. Leer su libro nos permite ver que se esforzó en elaborar un diagnóstico exhaustivo de la situación política y social no solamente de Túnez, sino del mundo árabe en general y que se atreve también a proponer el tratamiento que según él necesita recibir. Ahora tiene la oportunidad de participar en la administración de este tratamiento.
En cuanto al diagnóstico, él afirmaba que los dictadores árabes -con sus ademanes megalómanos, su forma de proceder inicua, su propaganda primitiva, su corrupción escandalosa, sus elecciones falsas, su ejército de torturadores y sus jueces- forman parte del pasado. La cuestión, añadía, es saber quién va a reemplazar estos regímenes de otro tiempo. Y concluía que todo parece indicar que el escogido va a ser el islamismo. Cosa que, efectivamente, ha sucedido tanto en Túnez como en Egipto tras la celebración de las elecciones.
Buscar lo plural detrás de lo singular es imprescindible para realizar un análisis exhaustivo de todo problema. Todos los musulmanes, afirma, no son islamistas ni todos los islamistas son talibanes. Él distingue siete formas de islamismo, de los que yo destacaré cuatro que me parece explican bien nuestros días. El islamismo yihadista, bien representado por Al Qaeda; el islamismo de Estado, una ideología contrarrevolucionaria y de poder absoluto, cuyo mejor representante es Arabia Saudí; el islamismo conservador, bien representado por los Hermanos Musulmanes en Egipto; y el islamismo modernista. Uno de sus representantes es, precisamente, Ghanouchi, el líder del Movimiento Al Nahda, cuyo objetivo, según él, es reconciliar el Islam con su siglo (esperemos que efectivamente sea así. Ahora tendremos ocasión de comprobarlo). Dicho en otras palabras, suyas también: el islamismo va desde Erdogan (primer ministro de Turquía) hasta los talibanes.
La historia va a poner a prueba su diagnóstico y, especialmente, el tratamiento que propone administrar y que consiste entre otras cosas en incluir a los islamistas en el juego democrático. La democracia árabe, afirma, no se hará en contra del Islam, sino con él, más exactamente con sus representantes más abiertos que son a la vez la esperanza del Islam y de la democracia. Y concluía que la apuesta se ganará haciendo acceder al poder a fuerzas políticas diversas obligadas a llegar a acuerdos. Este es el caso tras la celebración de las elecciones tunecinas donde se ha producido la alianza en los tres partidos mayoritarios. Los ya citados Al Nahda y el CPR más el partido Takatol que obtuvo 20 escaños.
Los islamistas han sabido ejercer de verdadera oposición a estos regímenes brindando apoyo, y por supuesto inoculando ideología, a las clases más modestas -es decir, a la mayoría de la población árabe actual- y es lógico que sean ellos los que más se beneficien de unas elecciones libres, nos guste o no (yo, por supuesto hubiera preferido otro resultado).
Una de las características de la democracia que más valora el nuevo presidente de Túnez es la alternancia en el Gobierno. Esperemos que esta Constitución provisional y, especialmente la que se redacte de aquí a un año, favorezca esta alternancia.
Link artículo en diario Público

OTROS LIBROS RECOMENDADOS:
"X" DE PERCIVAL EVERETT

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