Cita:
" << El acto de la emigración - escribió- lo pone en crisis todo en torno al individuo o grupo que emigra, todo en torno a la identidad y la individualidad y la cultura y la fe. Así que si esto es una novela sobre la emigración, debe equivaler a ese acto de poner en cuestión. Debe llevar a cabo la crisis que describe.>> Escribió: <<¿Cómo entra lo novedoso en el mundo?>>.
Y escribió: <<Los versos satánicos>>."
Entrevista a Salman Rushdie
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El 18 de septiembre Salman Rushdie lanzó en todo el mundo ‘Joseph Anton’ (Mondadori), un libro de memorias sobre los aproximadamente diez años que el autor pasó escondido, bajo protección policial, después de que Jomeini exigiese su muerte en 1989 porque su novela ‘Los versos satánicos’ fue considerada ofensiva para el islam. La fatwa fue revocada en 1998 y desde que se trasladó a Nueva York en 2000, Rushdie se ha convertido en un hombre con una gran vida social, amante de las fiestas.
En relación con la noticia reciente de que una fundación religiosa ha renovado la fatwa, escribía en un correo electrónico: “No me siento inclinado a magnificar este feo titular sensacionalista prestándole demasiada atención”. El mes pasado, antes de embarcarse en una gira de tres meses para promocionar tanto el nuevo libro como la próxima versión cinematográfica de su novela de 1981, Hijos de la medianoche, hablaba sobre Joseph Anton durante un almuerzo en un restaurante de la periferia del centro de Nueva York.
Pregunta. Todo esto pasó hace mucho tiempo. ¿Qué le ha hecho decidirse a escribir sobre ello tantos años después?
Respuesta. Fue en gran medida una cuestión de instinto. Durante mucho tiempo, no quise escribir este libro. Pensaba que sería muy triste tener que volver a introducirme emocionalmente en esa época y sumergirme en ella. Pero siempre supe que tendría que hacerlo. Pensé que el peso de los acontecimientos, su velocidad, la complejidad de lo que estaba pasando eran tan grandes que, aun teniendo la mejor memoria del mundo, no habría manera de recordarlo con detalle.
P. ¿Por qué la tercera persona?
R. Siempre había pensado que no quería que esto fuese un diario, ni una confesión, ni una perorata. No quiero que sea un libro de venganza, un libro de ajuste de cuentas. Sabía muchas cosas que no quería que fuese, pero no sabía lo que sí quería que fuese. Cada vez que lo intentaba, no funcionaba y lo dejaba a un lado. Y luego me di cuenta de que una de las cosas que realmente no me gustaban era la primera persona, ese interminable “yo”, las cosas que me pasaban a “mí” y “yo sentía” y “yo hacía” y “me preocupaban”. Simplemente, era algo absurdamente narcisista. Así que, en un momento determinado, pensé: “Vamos a ver qué pasa si lo escribo como una novela, en tercera persona”. Y, en el momento en que empecé a hacerlo, fue como el “ábrete sésamo” que me dio el libro.
P. Este recurso hace que, a veces, el libro se lea como una novela o, como usted mismo dice en él, como una novela mala de Rushdie, llena de melodrama y cosas surrealistas.
R. Una de las formas en que yo lo expresaba para mí mismo era diciendo que la imagen que yo tenía del mundo se había roto. Y entonces, de repente, se volvió