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divendres, 19 de juliol del 2013

La limitación o prohibición del burka. UN MOMENTO ADECUADO PARA EL DEBATE. El Periódico

Saïd El Kadaoui, psicólogo y escritor
Cubrir el rostro y el cuerpo de la mujer sin que nada quede al descubierto –excepto los ojos en el caso del nikab y ni tan siquiera eso en el caso del burka– es una aberración que, según algunos intelectuales musulmanes nada tiene que ver con el Islam y, a criterio de otros, es una imposición del wahabismo. Abdel Wahab Medeb afirma que esta corriente del Islam es la interpretación más pobre que jamás haya conocido la historia teológica y doctrinal de esta religión.
 Por otra parte, es importante señalar que la discusión en torno al burka no es un debate entre el Islam y Occidente. Es un debate –junto con otros: cubrirse la cabeza con el pañuelo en algunos trabajos, la compatibilidad entre el trabajo y guardar el ayuno durante todo el mes del ramadán, el papel de la religión en la vida pública…– que está en las calles de la mayoría de los países musulmanes. Para aquellos que lean en francés, recomiendo encarecidamente leer de vez en cuando la revista marroquí Tel quel (telquel-online.com). 
Foto: El Periódico
 Rafael Jorba, en un reciente artículo publicado en La Vanguardia (Burka, buenismo y estigmatización, 8/06/13), citaba algunas de las conclusiones del informe elaborado por el Consejo de Estado de Francia (25/03/10) encargado por el entonces primer ministro, François Fillon. Me interesa destacar una de ellas: una ley, dice, que prohibiese cubrir el rostro solo podría basarse en razones de orden público y de identificación de personas, y debería tener en cuenta algunas excepciones de salud pública (máscaras), de seguridad (cascos de moto, pasamontañas), manifestaciones culturales (carnaval) y respeto de los lugares de culto y las tradiciones.
 La propuesta del conseller Espadaler de llevar al Parlament una moción de regulación de la ocultación del rostro en los espacios públicos para debatir de forma «cuidadosa, sutil y clara» y buscar el máximo de consenso, no me parece mal. Al contrario. Creo que el Parlament es el lugar adecuado para instar al Govern a que legisle en ese sentido. También me parece que el momento no es malo. Es mejor debatirlo de forma serena ahora que esperar a que se convierta en un arma electoralista. 

 Creo que es importante no cerrar la puerta al debate, no atrincherarse en posiciones dogmáticas y, sobre todo, no darle fuerza a una interpretación pobre (fanática) del Islam y que tanto denigra a la mujer. Si a través de una ley que se basa en razones de orden público y de identificación podemos pararle los pies a los fanáticos, adelante. Aquí, en Catalunya, en Europa y también allí en los países musulmanes, habrá mucha gente que aplaudirá nuestra determinación e inteligencia.