12 de marzo de 2013
El pasado sábado se celebró la primera convención que abría el proceso de primarias que celebrará el PSC de Barcelona el año 2015 para escoger a su alcadable. A mí me invitaron a participar como ponente para aportar ideas sobre el discurso que debe favorecer la cohesión social. Cómo pasar de la inmigración a la ciudadanía, éste era el título de la mesa donde participaban también otros ponentes.
El pasado sábado se celebró la primera convención que abría el proceso de primarias que celebrará el PSC de Barcelona el año 2015 para escoger a su alcadable. A mí me invitaron a participar como ponente para aportar ideas sobre el discurso que debe favorecer la cohesión social. Cómo pasar de la inmigración a la ciudadanía, éste era el título de la mesa donde participaban también otros ponentes.
Comenté que, en mi opinión, son tres los discursos que se pueden hacer sobre la inmigración:
1. El asimilaconista.
La persona que viene de otro lugar se encuentra una sociedad ya hecha,
como insertada en un molde rígido, y lo que tiene que hacer es
adaptarse y no pretender cambiar nada. Tiene que ser la persona la que
cambie para formar parte de ella.
2. El utilitarista-expulsivo.
En los momentos de bonanza, cuando se necesita mano de obra, se abren
las puertas, ya sea para ir a buscar la contratación en su origen o
bien haciendo la vista gorda ante la cantidad ingente de personas que
cruzan la frontera. Ahora bien, en momentos de crisis como los que
estamos viviendo, estas personas se ven obligadas volver a su país de
origen.
Estos dos grandes discursos
lo que hacen es amputarle a la realidad una parte de su complejidad. La
esconden bajo una concepción nacionalista de la sociedad (los
auténticos y los forasteros) o bajo posicionamientos claramente
xenófobos. Por lo tanto, son discursos que nunca se ajustarán a la
realidad de una sociedad cambiante ni a la subjetividad de las personas.
3. El inclusivo-integrador.
Es aquel discurso que acepta que la condición de inmigrante no es un
estatus permanente y que facilita su inclusión como verdaderos
ciudadanos.
Algunas de las ideas (y
los autores) que a mí me han ayudado a entender tanto el contenido
como los límites de este último discurso son las siguientes:
Kwame Anthony Appiah afirma, y yo lo comparto, que la dignidad humana
y la libertad individual son innegociables. Todas aquellas ideas o
ideología que no admita estos límites no tienen cabida, a mi entender,
en este discurso. Por lo tanto, el relativismo cultural no cabría. Nos
han de regir los valores universales.
Edward Said y su concepto de orientalismo. No nos podemos conformar
con una teorización del otro llena de prejuicios eurocéntricos,
construidos a lo largo del tiempo, y que no se ajusta a su realidad
compleja. Esta visión reduccionista, ingenua -en el mejor de los
casos-, perversa -en el peor-, es una humillación constante a una de
las culturas de muchos de los ciudadanos que ya son europeos.
Jorge Steiner hablaba de otro orientalismo que yo también encuentro
interesante. Tendría que ver con la fascinación por el otro. Querer
imitarlo. Despreciar, por ejemplo, la racionalidad occidental e ir a
buscar la espiritualidad de la India, sin darse cuenta de que esta es
una visión maniquea del mundo.
Edgar Morin y su concepción del 'pensamiento complejo'. No podemos, como
dice él, reducir a la persona a una mínima parte de sí misma.
Necesitamos un pensamiento que aborde la complejidad para entender la
complejidad del mundo.
Y ligado a
esto último, encuentro muy interesante la concepción de la identidad del
Amin Maalouf. Nuestra identidad está en permanente construcción. Es
como un rompecabezas hecho de muchas piezas y que, a su vez, puede ir
incorporando otras nuevas. Esta idea dinámica de la identidad es muy
útil especialmente para los hijos de las personas que en su momento
emprendieron el proyecto migratorio. Se corresponde más con su realidad.
Una de las peores cosas con las que debe luchar la persona es con la
identidad prescrita por los demás. Y nuestra concepción mayoritaria de
la identidad es una muy ligada al origen.
Y, finalmente, comenté que una de las mejores maneras para
desarticular el discurso xenófobo es, en mi opinión, que las mismas
personas originarias de otros países y que hoy día son militantes o
simpatizante de un partido político, se encarguen de combatirlo
denunciándolo pero mostrándose muy críticos también con algunas
actitudes defensoras de su propia comunidad que, por otra parte, es tan
compleja y heterodoxa como la misma sociedad. Nadie, pues, puede
erigirse en su representante absoluto.
Imagen de mi intervención
Buenos días Saïd: Hemos leído este artículo con interés, sobre todo por un debate interno generado a partir del proyecto Tots som joves y 'cuándo un joven deja de ser 'inmigrante' pero sin renunciar a su doble pertenencia, ya que es un 'riqueza', lo que enlaza, efectivamente, con las ideas experesada por Maalouf en toda su trayectoria. Te invitamos a consultar el blog: http://totssomjoves.blogspot.com.es/p/benvinguda_27.html
ResponEliminaen el que, de momento, queremos reflejar experiencias personales al respecto.
Un segundo paso que queremos trabajar es la inclusión social de jóvenes a través de la práctica deportiva...
Gracias